martes, 17 de junio de 2014

RECOTRAL: ¿Quiénes somos y qué proponemos?

Red de Comunidades y Trabajadores en Lucha (RECOTRAL):


¿Quiénes somos y qué proponemos?


La Red de Comunidades y Trabajadores en Lucha (RECOTRAL) es una instancia de organización político social que contribuye a potenciar la ruptura del pueblo organizado con el régimen del capital financiero y las transnacionales con su sistema de partidos de Estado al servicio de la oligarquía. Así mismo, pretende contribuir a la construcción de un poder popular anticapitalista desde ahora, abajo y a la izquierda.


¿Qué es y qué no es la Red?


La Red no es la última gota de agua en el desierto ni es el sumo de la lucha de clases. Tan sólo es un grupo de organizaciones intentando hacer fuerza.
En la Red no se va por la línea de “habemus comandante” ni es un grupo de filántropos. Es una organización que se ubica en el terreno de la lucha de clases.
La Red no se mueve por el mesianismo ni por el iluminismo, menos por los recursos de las corporaciones; la Red es una de las diversas organizaciones que luchan contra el capitalismo, la globalización y el neoliberalismo.
La Red no es el Poliburó Central de la próxima revolución ni la junta que ha de administrar los bienes de la burguesía. En todo caso es una expresión del hartazgo de tanta canallada, impunidad y mentira.
La Red no es de metaleros socialistas (si no los podemos atraer al menos hay que asustarlos), tampoco una sucursal de Ninno Canún (“Y usted qué opina”). Es una asamblea deliberativa y ejecutiva.


Tareas de la Red.


Ante el desprestigio y la debacle del socialismo, nuestra tarea es apoyar, defender y conservar esta fuerza. Por ello, la red se vincula con investigadores, catedráticos, grupos, organizaciones, movimientos, sindicatos y comunidades.
Cuanto más se desarrolla la democracia neoliberal más aparecen los miasmas del sistema. Y cuanto más está desarrollada la democracia neoliberal, “la guerra no declarada” empuja a la guerra contra comunidades en cada divergencia política. Nuestra tarea, claridad en los procesos y organicidad en los cambios.
En la democracia neoliberal los problemas no se resuelven en la Cámara de Diputados ni en la de Senadores, los “resuelve” la Bolsa y los Bancos. Nuestra tarea es impulsar la autogestión, la libertad de reunión e imprenta.
Ante la dispersión de los esfuerzos, la fragmentación de la izquierda y la agresividad del sistema, la tarea es enlazar procesos, construir puentes para la comunicación, y elaborar las condiciones del socialismo.


¿Quiénes están invitados a la red?


Bienvenidos los investigadores, los catedráticos, grupos, organizaciones, movimientos, comunidades y sindicatos que quieran compartir sus experiencias de lucha. Y, en este nivel, buscan sólo la vinculación.
Los que impulsan el trabajo de largo aliento, están dispuestos a flexibilizar posturas sin rendir principios.
Los que están acostumbrados al trabajo en plenaria, usan el argumento, fundamentan su postura y buscan los consensos.
Los que están acostumbrados a la democracia cognoscitiva y construyen con una visión de futuro.
Los que deliberan, proponen soluciones a la medida de sus fuerzas existentes y se involucran en las comisiones de trabajo.
Los que están acostumbrados a trabajar en comisiones, informar  la asamblea sobre la actividad y evalúan los resultados.
Los que están acostumbrados a los acuerdos que mandatan, orientan y dirigen.
En resumen: le damos valor a la palabra, a la opinión, al debate, al trabajo en común, al acuerdo, a la evaluación y al aprendizaje en común.


Ejes de lucha de la RECOTRAL.


Este régimen ha impuesto presidentes como el actual con el autoritarismo y la complicidad de los tribunales electorales y del IFE,  con la compra votos e imagen, del intervencionismo del gobierno de Estados Unidos para garantizar sus intereses económicos y militares, y de la reorganización de mercados y poderes del narco negocio. En tal imposición participan el monopolio de los medios masivos y la jerarquía eclesiástica.
Esos poderes actúan como crimen organizado dentro y fuera de las instituciones que aterroriza a la población y criminaliza a las luchas sociales, negando los derechos humanos y en particular el derecho de los pueblos a v buscar la libertad, la justicia y la democracia, incluso rebelándose a los gobiernos que las obstruyan o las nieguen. Los crímenes de estado siguen impunes, pues “la fuerza de  la Ley” no frena a la alianza narco política y financiera, sino que la encubre y la protege.

La forma de gobierno presidencialista y oligárquica continúa en México, maquillada por las reformas electorales que han hecho transitar del sistema de partido único al sistema de partidos de estado. Las reformas y el pacto entre partidos reestructuran al régimen político con reglas que comprometen a los partidos y a sus candidatos a la reproducción del sistema económico-político social, afirmando falsamente que representan el interés de la nación y la soberanía popular. Los partidos se alternan en los gobiernos, pero no se oponen y menos rompen con el sistema dominante.

Quienes gobiernan compiten por administrar el interés de los grandes capitalistas y de las redes en el poder, pero dentro de los partidos su posición coincide con distintas fuerzas y modos de servir al sistema de dominación vigente. No nos representan, ni confiamos en ellos.

El régimen reproduce las relaciones de poder opresivo con la disciplina, el control o el shock psicológico y utiliza la coacción hacia los necesitados y los intercambios clientelares para subordinar a grupos vulnerables y desorganizados. A ello agregan la desinformación y manipulación basadas en el miedo y las ilusiones.

En este periodo, las tendencias del capitalismo nos tienen ya en otra crisis mundial con más desempleo, hambre, agudización de la pobreza, guerras y muerte de la soberanía de los pueblos. Esta corresponde a la ambiciosa dictadura del capital financiero que primero endeuda y luego cobra con el recorte de derechos sociales y con la desposesión de pueblos, comunidades y principalmente de los trabajadores. Las consecuencias se expresan en una secuela de hipotecas, desahucios, cierre y o desmantelamiento de la sanidad y la educación y con una persecución de los migrantes, tanto como contra los que resisten en calles y centros laborales y educativos a este decadente y depredador reajuste de las economías para mantener las ganancias de monopolistas y financieros.

Nada de lo que hacen queda sin respuestas, los pueblos descontentos pasan a distintos ritmos a tener conciencia de que otra sociedad es posible; la prueba de que el capitalismo y sus gobiernos ni son justos ni serán democráticos les ha llevado a ensayar alternativas contra el lucro, contra la exclusión y finalmente algunos a construir formas de vida productiva, política y cultural que buscan abolir la explotación, la opresión y las discriminaciones.

En México continua el neoliberalismo de los últimos 30 años, aunque sienta sus injusticias en muchas más décadas de opresión capitalista encabezada por los gobiernos priistas que negaron todo intento patriótico, democrático y popular que había fundado la revolución popular de 1910-1917. Su agresión a los derechos sociales, se concentra fundamentalmente contra los trabajadores asalariados para impedir su organización anticapitalista e independiente, así como los campesinos pobres y pueblos originarios que defienden sus tierras y territorios contra los megaproyectos transnacionales. Significa para la población en general un régimen de mayor explotación, destrucción de la producción campesina, desaparición de ejidos y comunidades que deriva en pérdida de soberanía alimentaria, despojo de recursos estratégicos como el agua, la energía, la riqueza del subsuelo y la depredación de la naturaleza. Incluyendo la expropiación de medios de vida y derechos de nuestra fuerza de trabajo y la intensificación de la trata de personas; intensifica también y generaliza la privatización y extranjerización de las inversiones con más especulación financiera, agravada con la enorme deuda nacional privada y pública y el robo de los fondos de retiro y la seguridad social para los trabajadores.

Criticamos, sin reserva, no solo a las políticas económicas u sociales, sino a sus fundamentos: las relaciones sociales capitalistas y su estrategia neoliberal. Con tal estrategia la mayoría de la población del campo y de las ciudades sufre mayor carestía, despojo y pobreza tanto alimentaria, de ingresos e incluso capacidades, así como la destrucción legalizada de los pocos derechos sociales y humanos garantizados en la Constitución a la que los títeres del capital financiero reforman y siguen violando.

Campesinos e indígenas ven como el extractivismo y la dependencia de las tecnologías transnacionales, envenena la tierra y el agua, destruye bosques y altera los ciclos de vida de los humanos y de su relación armónica con la naturaleza. En las ciudades y en las zonas mineras los trabajadores formales son precarizados y los desempleados y sus familias ven perder sus derechos a servicios básicos y sufren el desmantelamiento y encarecimiento de los servicios públicos. Los programas contra la pobreza no enfrentan sus causas: la riqueza siempre creciente de unos cuantos, basada en despojar a comunidades y a personas, siempre buscando la explotación redoblada de hombres y mujeres y la expropiación de la misma vida.

El despojo de comunidades, pueblos y sus trabajadores ocupa y rompe el tejido social solidario en los territorios de vida, trabajo, educación y cultura. Al hacerlo “desterritorializa” o divide los territorios buscando imponer las leyes del sistema entre los que somete. Se da como natural el derecho a la máxima ganancia de los empresarios, mientras se dispersa y criminaliza a las resistencias de los que protestan. Crea un biopoder que se apropia de las vidas física y mental de los sometidos; manipula emociones y depreda conciencias con fetichismos y autoengaños. Es una paradoja que en tiempos de reducción de derechos y empobrecimiento masivo, aún pueda imponerse y atraer al lado de la opresión a millones de mexicanos ilusionados en el consumo que empeña sus esfuerzos, así como en el miedo que aterroriza con desempleo, despojo, represión y anulación de futuro a quienes ignoran que la verdad y que la lucha nos permite defendernos.

Esas críticas ya las hacen los trabajadores y comunidades en lucha, no somos mayoría pero crecemos. No se ha logrado superar las fuerzas y los dispositivos del régimen. Existe sin embargo una mezcla de movimientos en resistencia, rebeldía e insurgencia contra el sistema. El descontento popular es una potencia para el cambio social, aún está disperso y muchas veces enfocado a buscar soluciones en los estrechos canales institucionales que deja el poder para mantener su control.

Es la hora de unirnos por una nación soberana en la que el poder emane del pueblo organizado y consciente que se viene articulando como movimiento independiente y autónomo. Queremos una sociedad donde el pueblo mande y los gobernantes obedezcan, donde el pueblo gestione autónomamente su vida y decida su destino.

Como pueblo organizado hagamos que nuestros esfuerzos productivos, sociales, ambientales y culturales sean base del bien común, del pensamiento propio, crítico y creativo, del respeto a los derechos humanos y a la tierra, madre de las libertades y de la vida para existir con justicia y dignidad.

Ante el caminar del pueblo organizado hacia la ruptura del régimen opresor, se levanta el sistema de dominación que coarta la libertad y la justicia con una ley fundada en la fuerza y la manipulación de mentes y corazones. La enajenación, la inversión falseada de la realidad con la religión, la familia autoritaria, la educación de masas en el silencio, los medios de la mentira y de la infamia, etcétera, son un primer campo de batalla como lo demostraron los jóvenes del movimiento #Yo soy 132 y ahora maestros, movimientos populares y sus medios libres. Hay que combatir la depredación capitalista de las conciencias, pues como decía Simón Bolívar «sólo se puede liberar un pueblo de hombres libres» y de mujeres libres, agregamos.

Vivimos tiempos extraordinarios: ha surgido una cultura de lucha mundial que no depende del poder institucionalizado y que se expresa en ascenso, por lo menos desde los levantamientos indígenas y populares iniciados en 1994. Los pueblos del mundo han pasado a cuestionar no solo la crisis económica o la corrupción de gobiernos, sino que por oleadas cuestionan al sistema capitalista y a la globalización financiera. Existe un amplio conjunto de alternativas anticapitalistas y antisistémicas que son un ejercicio desde abajo del poder autónomo y democrático y con formas de defensa legítima contra la represión y el despojo. Reconocemos que tal corriente pasa de la indignación, al compromiso: ahí están los altibajos de la articulación de los levantamientos de los pueblos de la llamada Primavera Árabe, tanto como los movimientos sociales que impulsan y comprometen a los gobiernos en Sudamérica a superar la ilusión en un capitalismo justo o democrático; igual se pasa de la indignación a la resistencia y la rebelión en Europa, Estados Unidos y Canadá entre multitudes que alguna vez creyeron que el capitalismo imperial puede beneficiarlas, aún en las crisis. Alcanzar lo imposible es un proceso más largo pero el futuro es de los pueblos. Hemos acumulado fuerza y experiencia como sectores organizados del pueblo aún en las derrotas; podemos aprender todos de todos, hacer comunes las luchas, la organización y proyecto.


Ejes de la lucha popular.


El pueblo organizado emplea todas las formas de acción y organización para  emanciparse y liberarse del régimen opresor de capital financiero y transnacional, teniendo claras las premisas para aplicarlas según sea su fuerza numérica y moral, su organización, conciencia, capacidad defensa y de conducción ante las fuerzas del capital y de su Estado. Nuestra Red plantea como meta del periodo de lucha que unamos nuestras fuerzas contra el régimen del capital financiero y su estrategia neoliberal, para lo cual proponemos:

1.            El desconocimiento político, el rechazo y la desobediencia de cualquier decisión o acto del gobierno impuesto que dañe al pueblo en todos los espacios, territorios de comunidades, pueblo y organizaciones en donde participemos. Construyamos espacios de poder comunitario del pueblo y acciones de autogobierno, de desobediencia, resistencia y defensa legítima.

2.            Rechazo en movimientos y prácticas de resistencia a la ejecución de las reformas laborales, energéticas, financiera, de telecomunicaciones, salud, seguridad social y educación y la reforma fiscal que harán que el pueblo trabaje más y viva menos para que arriba paguen menos y ganen más, ante las que debemos generar alternativas populares. La nueva Ley Laboral legaliza la ya aplicada pérdida de derechos de los trabajadores, el subcontratismo, los contratos por horas y el abaratamiento de los despidos y las jubilaciones, así como la destrucción de la seguridad social. Las políticas mineras, energética y de la mercantilización de la biodiversidad buscan despojar y revender los territorios y recursos estratégicos de la nación a las transnacionales especialmente con proyectos mineros, de expropiación del agua y manipulación genética de los alimentos que producen los campesinos y las comunidades indígenas. La reforma en salud pretende quitar responsabilidad a los patrones por un sistema de salud y seguridad social que ahora quieren que paguemos solo los usuarios. La reforma educativa pretende ampliar los negocios tipo maquila que ya invaden a los centros de educación y cultura, mientras doblega y controla la labor de maestros y rechaza a estudiantes en la educación pública gratuita y atenta contra la ciencia, la tecnología y el pensamiento crítico y creativo que busca que la educación se corresponda con los derechos humanos a la libertad y la justicia y con la armonía de los humanos con la naturaleza. Esas reformas llevan el  terror a las mesas y viviendas del pueblo trabajador, encaren alimentos, medicinas y servicios con el IVA y sus aumentos y con las mayores tarifas a los servicios, mientras se devuelve impuestos a los grandes empresarios. En el caso de la reforma energética, se niega que sea un derecho humano y se atenta contra el carácter público, estratégico y soberano de las empresas y el sector energético, recurso de la soberanía nacional y popular en nuestro país  que aún señala la Constitución.

3.            Las alternativas populares a esas reformas se inician con la defensa de los derechos a que la educación, la salud, el agua, la tierra, la energía  y la diversidad como bienes comunes y no como mercancías. Luchemos por alimentación, vivienda, empleo, educación, salud, seguridad social y cultura para toda la población. Pasemos a la autogestión de proyectos productivos, sociales, de información  y culturales desde abajo y defendidos por el pueblo organizado.

4.            Luchemos por la paz con justicia y dignidad que erradique la militarización de comunidades, caminos  e instituciones; luchemos contra la criminalización de las protestas, la desaparición forzada, la tortura y la impunidad  de los poderosos. Nos defenderemos contra la  oligarquía que gobierna y cumple la estrategia del intervencionismo gringo y los aparatos de seguridad e inteligencia de los Estados Unidos, quien asesora, prepara, arma y dicta reestructuraciones en las fuerzas militares y policiacas, en los organismos de inteligencia, en la organización y capacitación del aparato judicial y en los controles de comunicaciones, fiscal, fronterizo y migratorio. 

5.            Combatamos el monopolio de los medios, la manipulación de la información, su programación enajenante y la falta de democracia en los mismos. No confiamos en que esos monopolios se regeneren; construyamos, produzcamos, tomemos y expandamos los medios libres, comunitarios e independientes para que el pueblo organizado tenga canales propios de información, cultura, fiesta y educación. Además de información propia y libre construyamos escuelas populares donde se formen integralmente los constructores de la nueva sociedad.

6.            Contribuyamos a la construcción y generalización de espacios de libertad y territorios por el bien común del pueblo organizado. Esas son algunas de las formas que adoptan desde ahora y desde abajo las bases trabajadoras, los miembros de las comunidades de lucha en el campo y las ciudades. Extendamos las cocinas populares, las ollas y comedores comunes; defendamos nuestro ahorro y solidaridad con cajas mutuales y cooperativas, nuestra salud con comités de salud, educación y cultura popular y comunitaria; generemos nuestros medios de información y comunicación. El pueblo organizado avanza en la producción campesina y comunitaria sustentable y no depredadora. Impulsa la defensa legítima y común contra la represión y la impartición de justicia y solución fraterna de los conflictos que suceden en los espacios del pueblo y que provoca el poder capitalista, patriarcal y discriminatorio. Nos alienta la cultura de lucha de los pueblos originarios y las creadas por las nuevas generaciones y por los movimientos de género y sexualidad.

7.            Exigimos la no criminalización de migrantes en el mundo: ningún migrante es ilegal. No a las fronteras de muerte para los trabajadores migrantes. Nos sumamos a la autorganización de migrantes que rechazan las reformas migratorias que buscan el control sobre vidas, la restricción de derechos y la intervención sobre territorios de los pueblos por donde pasan los migrantes. Combatimos la complicidad de los gobiernos con el crimen organizado que violenta a migrantes con la trata de personas, de órganos vitales, trabajo esclavo y reclutamiento al crimen organizado.

8.            Coordinemos nuestras luchas con el movimiento internacional de indignación, ocupación, desobediencia, rebeldía y resistencia que se extienden frente a la globalización del capital y su dictadura financiera y militar que ante la nueva crisis recorta derechos sociales y libertades y  despojan de riqueza social y vida a sus productores y al planeta. Vinculemos las luchas anticapitalistas y antisistémicas que buscan la libertad y la justicia.



¡El pueblo organizado es el protagonista de su emancipación, liberación y definición de futuro!

¡Construyamos desde abajo y desde ahora el poder del pueblo!



RED DE COMUNIDADES Y TRABAJADORES EN LUCHA-RECOTRAL

No hay comentarios:

Publicar un comentario